domingo, 25 de octubre de 2015

PILOTO SALVADOREÑO

salvadoreño héroe mundial
En la historia de la aviación ha realizado uno de los mejores manejos de una emergencia con un avión comercial con motores apagados.
Última actualización: 24 DE OCTUBRE DE 2010 09:04 | por Jaime Ulises Marinero


Era el martes 19 de enero de 1982, El Salvador vivía una encarnizada guerra civil que tras doce años dejó más de 70 mil muertos. Carlos Dárdano era un joven piloto de 22 años de edad, que trabajaba como ingeniero carguero de TACA y como piloto de la empresa Gutiérrez Flying Services, que era propietaria de varios aerotaxis.
Ese día tenía que volar hacia Tegucigalpa, pero antes tenía que trasladar a una pareja de italianos y su hijo hacia una pequeña pista de la presa San Lorenzo. Tras aterrizar y esperar un momento para que llegaran a recoger a la pareja y su hijo, decidieron emprender el vuelo y sobrevolar la zona porque era peligroso estar en el lugar. Sin embargo, antes de volar la señora le pidió un tiempo para que su pequeño hijo orinara.
Dárdano asintió y se quedó esperando apoyado en un ala, cuando repentinamente se escucharon varios disparos, uno de los cuales impactó en el rostro del piloto y otros cuatro o cinco en el avión. Nadie vio a nadie, pero como pudieron se subieron a la avioneta, mientras que Dárdano intentaba encender el motor.
La batería no funcionaba, pero en el último intento encendió y el avión comenzó a avanzar a baja altura. Cuando Dárdano consideró que estaban fuera del alcance de los disparos comenzó a elevar el avión. En el aire, se dio cuenta que no miraba con un ojo, pero suponía que se debía a una esquirla, pues sus lentes estaban quebrados.
Sobre el lago de Ilopango, el hombre italiano se desesperó al ver que Dárdano sangraba profusamente e intentó arrebatarle los controles, ante lo cual el piloto reaccionó y lo empujó. Antes se había visto reflejado en los lentes de su pasajero su rostro totalmente ensangrentado.
El ciudadano italiano quería que en ese instante Dárdano le enseñara a pilotear, porque temía que en cualquier momento se desmayara o peor aún, que muriera en pleno vuelo. Al aterrizar en el aeropuerto de Ilopango, ya estaba lista una vieja  ambulancia  de bomberos que de inmediato se llevó a Dárdano  al hospital Centro de Emergencias, donde el médico José López Beltrand lo atendió. Tras una operación que duró cerca de seis horas los galenos lograron reconstruirle el rostro, pero no salvarle el ojo.
La empresa TACA podía despedirlo perfectamente pues el incidente le ocurrió mientras trabajaba para otra empresa; sin embargo contó con el apoyo incondicional de Federico Bloch y Roberto Kriete, que incluso una vez recuperado lo mandaron a Estados Unidos a que  le hicieran las pruebas.
Dárdano recuerda que cuando venía volando con su herida en el rostro traía un odio indescriptible, pues sentía que su profesión como piloto se acaba. "Estoy seguro que si hubiera andado solo estrelló el avión contra los que disparaban.
"Yo no tenía bando en la guerra, solo trabajaba, por qué tenían que dispararme", dice al recordar que la pareja italiana y su hijo llegaron a saludarlo al hospital y a despedirse, pues tuvieron miedo de la guerra en El Salvador.
Dárdano nunca se echó para atrás y se hizo la promesa de que ver con un solo ojo no iba a evitar seguir con sus sueños. Apenas tres días después de tener el alta médico, junto a un amigo se fue al aeropuerto de Ilopango, tomó un avión y lo voló, era para sentirse vivo nuevamente y para darse fuerzas. Tenía que seguir piloteando porque era lo que amaba. Siguió trabajando en TACA y en 1986 partió hacia Argentina para obtener su capitanía, la cual obtuvo el viernes 10 de octubre de 1986, precisamente el día en que El Salvador era sacudido por un terremoto que dejó alrededor de 1,500 muertos.
"Volamos de Buenos Aires a Miami, y apenas al aterrizar me dieron la noticia de la tragedia ocurrida en nuestro país, eso opacó mi alegría de haber recibido mi licencia como capitán de vuelo.
"Héroe mundial"
Dárdano es el héroe para la pareja de italianos y su pequeño hijo, de quienes nunca volvió a saber. Pero el hecho que realmente marcó su vida y que lo ha llevado a ser alguien muy conocido y considerado héroe del mundo, ocurrió un martes 24 de mayo de 1988, el día dedicado a la Virgen de Lourdes.
Ese día el mundo entero lo conoció como el piloto capitán que realizó el mejor manejo de una emergencia para un avión con los dos motores apagados. Con su acción le salvó la vida a 65 pasajeros y a la tripulación del avión 737-330 que hacía su vuelo de San Salvador a Belice con destino a  nueva Orleans.
El capitán Dárdano recuerda que aquel avión tenía una semana de haber sido adquirido por TACA y que en el vuelo le acompañaba el copiloto Dionisio López Beltrand, casualmente hermano de José López Beltrán, quien le había operado el rostro.
Despegaron del aeropuerto internacional de El Salvador con rumbo a Belice y de ahí hacia Nueva Orleans. Todo iba bien, por lo que Dárdano no le negó el permiso a Dionisio para que invitara a los pasajeros a visitar la cabina. "Tomó el micrófono y le dijo a los pasajeros que iban en el avión más moderno de la época y que los invitaba a que fueran a conocer la cabina. Muchos lo hicieron y se asombraron de ver todo el aparataje moderno.
 Al entrar a cielo de Nueva Orleans, cerca del mediodía, los sorprendió una fuerte tormenta de frente rápido que comenzó a desprender hielo y granizo. Para colmo un rayo impactó en la cabina del lado del copiloto y en ese momento los motores perdieron fuerza y finalmente se apagaron los dos y se perdió la comunicación porque todos los controles se apagaron, excepto el radio de comunicación del capitán que avisó a Houston y Nueva Orleans sobre la emergencia del primer nivel.
Afortunadamente entre los pasajeros iba el piloto capitán Arturo Soley, quien acudió a la cabina e intentó ayudar, Todo era un caos, los demás tripulantes pensaban que todo era una broma y los pasajeros histéricos gritaban. En ese instante, Dárdano cerró sus ojos y miró hacia abajo, hizo una pequeña oración y le pidió a Dios por lo menos ver el sitio por donde sobrevolaban. "Tras la oración sentí una gran tranquilidad y no perdí la concentración. EL capitán Soley y Dionisio se ocuparon de intentar hacer la conexión eléctrica, mientras que yo me dedique exclusivamente a pilotear, para evitar que el avión quedara en una posición que luego se nos hiciera imposible controlar".
"Cada vez descendíamos más y cuando estábamos a unos 5 mil pies de altura salimos de la zona de la tormenta y alcancé a ver un canal. El avión lo conduje recto, en ningún momento lo desvié, porque no miraba nada. Cuando vi el canal, avisé a la base que íbamos a acuatizar. Avisamos a la tripulación para que se aseguraran.  Del aeropuerto le dijeron que no lo intentaran porque se podrían estrellar contra un puente de la zona. Sin embargo, junto al canal estaba una borda de protección en un predio que antes fue de la NASA, por lo que seguí recto y me propuse aterrizar sobre la pista improvisada. Repentinamente me puse a pensar que el tren de aterrizaje no iba a funcionar si el sistema eléctrico no servía, pero aún así aterrizamos y gracias a Dios si funcionó".
"Los pasajeros histéricos nunca imaginaron que habíamos aterrizado en una explanada que hicimos pista de emergencia. Según ellos habíamos aterrizado en el aeropuerto de Nueva Orleans. Tras el aterrizaje ordené que todos los pasajeros evacuaran y los tripulantes nos quedamos en la cabina. Llovía. Unos minutos después ya estaban en el lugar ambulancias, helicópteros y gente de la NASA, entre ellos un coronel que preguntó por el capitán y al decirle que era yo me hizo un saludo militar y me dijo: Lo hiciste bien".
Los pasajeros fueron evacuados y el avión reparado.
Tras aquel aterrizaje se le hizo un acto. La alcaldía de Nueva Orleans le entregó las llaves de la ciudad y a nivel mundial la hazaña fue calificada como la emergencia mejor manejada para un avión sin motores funcionando. Muchas instituciones más le entregaron diplomas, pero lo más importante es que General Electric, la empresa que fabricó los motores del avión se vio obligada a mejorar los motores de 500 aviones de la misma serie, así como hacer otras revisiones técnicas, para que no volviera a ocurrir un hecho similar.
Según Dárdano, que entonces era un joven de 28 años,  no había razones técnicas para que el avión se apagara de sus dos motores. Su aterrizaje de emergencia ha sido considerado a nivel mundial la mayor proeza debido a que solo mira con un ojo, lo que de ninguna manera le impide pilotear.
Desde entonces Dárdano  ha dado varias conferencias y los pasajeros de aquel vuelo se lo agradecen cada vez que tienen la oportunidad. Él acepta que desde entonces se acercó más a Dios, pues cuando fue herido de su rostro y perdió el ojo sentía cólera, pero cuando le pasó la emergencia a bordo del 737-300, sintió una paz espiritual y casi siempre estuvo seguro que se haría el milagro.
Una escuela de aviación
En 1990, Dárdano fundó la empresa Dárdano Aeroservicio que consistía en hacer publicidad. El empresario Luis Rosales y Rosales le contrató para hacer publicidad aérea de Kodak. En 1997 a raíz de una sugerencia de Federico Bloch decide comprar un avión Cessna 172 para enseñar a otros a pilotear, surgiendo formalmente la escuela de aviación. Actualmente su escuela tiene alrededor de 25 alumnos y una flotilla de ocho aviones. Por la escuela han pasado cientos de alumnos, muchos de ellos, ahora, destacados pilotos en Europa, Katar, y países de Centroamérica.
En la escuela la nota mínima es nueve, por eso es afamada y acuden estudiantes de otros países, incluso de Australia. "Nosotros enseñamos para toda la vida, por eso somos exigentes, contamos con instructores de calidad y a los alumnos les enseñamos toda la teoría necesaria que comprende todas las respuestas posibles conocidas ante una emergencia. Para recibir su licencia de piloto son 150 horas de vuelo", dice Dárdano  quien en su haber tiene más de 30 mil horas de vuelos comerciales y hasta acrobáticos.
Según Dárdano esperan que a partir de 2011 extender la escuela a la enseñanza de la mecánica de aviación.
"La aviación es una pasión, se siente, se disfruta y sobretodo lo hace a una vivir con responsabilidad, porque uno es el responsable de la vida de los pasajeros. A mí me gusta enseñar a otros porque es bonito y porque es una carrera con mucho futuro", dice, a la vez que explica que los requisitos para aprender a pilotear son varios, entre ellos el idioma inglés, buena salud y tener las posibilidades económicas.
"Si volviera a nacer volvería a ser piloto, lo llevo en la sangre" dice este hombre que en los anales de la aviación aparecer como un héroe y un excelente piloto que, Gracias a Dios, es salvadoreño.

2 comentarios:

  1. Acabo de ver un documental sobre el épico aterrizaje de emergencia de Taca 110 eectuado por el piloto héroe Carlos Dardano. Se me han salido las lágrimas. Grandeza humana.

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  2. FANTÁSTICO!
    (El Capitán Arturo Soley murió hace una semana, Diciembre 2020. Gran persona.

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